
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. – Salmo 19:14
Una de las lecciones mas grandes de mi vida la aprendi en los primeros años de mi matrimonio – las palabras tienen poder! El problema mas grande con este poder es que una vez que lo sueltas, no lo puedes retractar. Una vez que las palabras salen de tu boca no las puedes regresar a su lugar.
Santiago 3:5-10 es muy claro en declarar que la lengua, en su estado natural, esta llena de veneno. Es un una pequeño fuego que destruye. Santiago hace la observación que la lengua es lo único en este mundo que el humano no ha podido dominar. Es utilizada para bendecir a Dios y maldecir a nuestro hermano, lo cual no debe de ser entre nosotros.
La Biblia tiene mucho que decir sobre la lengua y palabras. Las escrituras nos llaman a escuchar mas que hablar (Santiago 1:9). Nos llaman a asegurarnos que nuestras palabras sean agradables ante Dios (Salmos 19:14). Nos llaman a que nuestras conversaciones estén llenas de gracia (Colosenses 4:6). Las palabras del creyente deben reflejar la gracia, misericordia y amor de nuestro salvador.
Recientemente, ¿como han reflejado a Cristo tus conversaciones? ¿Como cambiarían tus palabras si estuvieses en la presencia de Dios? Toma tiempo para meditar en esto y pedirle a Dios que te muestre el impacto de tus palabras. Después, pídele que te de la gracia necesaria para bendecir a otros y que tus conversaciones sean aceptables delante de El.
En Cristo,
Josue R Reyes
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